Oración completa a Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa

A Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa

a los hombres te apareciste a Santa Catalina Labouré con tus manos cargadas de gracias celestiales, mira a quienes te invocamos con fe y devoción. Míranos postrados ante tu imagen, suplicándote con humildad un rayo de luz que ilumine nuestra mente y abrase nuestro corazón, a fin de que, conociendo la misericordia de Dios, lo amemos como tú lo amas y merezcamos alcanzar la salvación que Él nos regala.

¡Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!

¡Madre de Dios y Madre Nuestra! Tu dijiste a Santa Catalina que Dios derramaba por tus manos amorosas, inagotables gracias para hombres, pero que ellos no acudían a recibirlas; ayúdanos a acercarnos a la gracia de Dios, no para buscar únicamente cosas materiales y milagros del cielo, si no para recibir con alegría su salvación.

Queremos como tú, Madre amada, responder al amor del Padre Celestial. Aprovechar los medios que Él ha puesto para nuestra felicidad. Tomar en serio la obra de nuestra salvación y la de nuestro prójimo. No queremos contentarnos con llevar sobre nuestro pecho tu medalla, si no vivir según tu ejemplo y dejarnos transformar por el Espíritu.

Ayúdanos Madre en los momentos de la tentación. Queremos ser fuertes y no apartarnos jamás de Dios.

¡Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!

…Decena del Rosario…

Virgen Inmaculada de la Medalla Milagrosa, que te manifestaste a Santa Catalina Labouré como mediadora de todas las gracias, atiende nuestra plegaria.

Virgen obediente, condúcenos hacia tu Hijo, ya que queremos responderle como tú lo hiciste: "hágase en mí según tu palabra".

¡Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!

Santísima Madre, tú que quisiste que se acuñara una medalla con tu imagen y por medio de ella tu Hijo ha hecho milagros asombrosos a lo largo de la historia. Queremos llevar esta medalla con devoción. Que tu Hijo nos conceda tener una vida santa, nos auxilie con su protección bondadosa y permanezcamos en su presencia todos los días de nuestra vida.

Ruega por nosotros, intercede ante tu Hijo para que nos bendiga y proteja.

¡Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!

En las manos de tu hijo nos colocamos confiadamente y por tu maternal intercesión elevamos nuestra súplica para implorar por nuestras necesidades particulares (momento de silencio). Te rogamos las encomiendes a Tu Hijo y le ruegues concedérnoslas si es su Voluntad y conviene a nuestra salvación.

A tu Divino Hijo renovamos la consagración de nuestro bautismo; y le consagramos también nuestros hogares. Que nuestra casa sea como la de Nazaret, hogar de paz y felicidad por la práctica del amor.

Vela, Señora, sobre nosotros tus hijos. Ayúdanos a vivir cristianamente. Cúbrenos con tu protección maternal y dígnate, oh bondadosa Virgen María, formar de nuevo en el cielo esta familia que en la tierra pertenece por entero a tu Corazón Inmaculado. Amen.

Dios te Salve....