Diócesis de Fontibón
Parroquia Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa
Lecturas del día sábado, 19 de abril de 2025
LECTURAS ANTIGUO TESTAMENTO.
Primera Lectura
Gn 1,1. 26-31a (forma breve)
Vio Dios todo lo que había hecho, y era muy bueno
Lectura del libro del Génesis
AL principio creó Dios el cielo y la tierra.
Dijo Dios:
«Hagamos
al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine los peces del mar,
las aves del cielo, los ganados y los reptiles de la tierra».
Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y mujer los creó.
Dios los bendijo; y les dijo Dios:
«Sean
fecundos y multiplíquense, llenen la tierra y sométanla; dominen los
peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se mueven
sobre la tierra».
Y dijo Dios:
«Miren, les entrego todas las
hierbas que engendran semilla sobre la superficie de la tierra y todos
los árboles frutales que engendran semilla: les servirán de alimento.
Y
la hierba verde servirá de alimento a todas las fieras de la tierra, a
todas las aves del cielo, a todos los reptiles de la tierra y a todo ser
que respira»,
Y así fue.
Vio Dios todo lo que había hecho, y era muy bueno.
Palabra de Dios
Sal 104(103), 1-2a.5-6.10 y 12.13-14ab.24 y 35c (R. cf. 30)
R. Envía tu espíritu, Señor y repuebla la faz de la tierra.
V. Bendice, alma mía, al Señor:
¡Dios mío, qué grande eres!
Te vistes de belleza y majestad,
la luz te envuelve como un manto. R.
V. Asentaste la tierra sobre sus cimientos,
y no vacilará jamás;
la cubriste con el manto del océano,
y las aguas se posaron sobre las montañas. R.
V. De los manantiales sacas los ríos,
para que fluyan entre los montes;
junto a ellos habitan las aves del cielo,
y entre las frondas se oye su canto. R.
V. Desde tu morada riegas los montes,
y la tierra se sacia de tu acción fecunda;
haces brotar hierba para los ganados,
y forraje para los que sirven al hombre.
Él saca pan de los campos. R.
V. Cuántas son tus obras, Señor,
y todas las hiciste con sabiduría;
la tierra está llena de tus criaturas.
¡Bendice, alma mía, al Señor! R.
Gn 22, 1-2.9a.10-13.15-18 (forma breve)
El sacrificio de nuestro Patriarca Abrahán
Lectura del libro del Génesis
EN aquellos días, Dios puso a prueba a Abrahán. Le dijo:
«¡Abrahán!»
El respondió:
«Aquí estoy»
Dios dijo:
«Toma
a tu hijo único, al que amas, a Isaac, y vete a la tierra de Moria y
ofrécemelo allí en holocausto en uno de los montes que yo te indicaré»
Cuando
llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahán levantó allí el
altar y apiló la leña. Entonces Abrahán alargó la mano y tomó el
cuchillo para degollar a su hijo.
Pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo:
«¡Abrahán, Abrahán!».
Él contestó:
«Aquí estoy»
El ángel le ordenó:
«No
alargues la mano contra el muchacho ni le hagas nada. Ahora he
comprobado que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, a tu
único hijo»
Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por
los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en
holocausto en lugar de su hijo.
El ángel del Señor llamó a Abrahán por segunda vez desde el cielo y le dijo:
«Juro
por mí mismo, oráculo del Señor: por haber hecho esto, por no haberte
reservado tu hijo, tu hijo único, te colmaré de bendiciones y
multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la
arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de sus
enemigos. Todas las naciones de la tierra se bendecirán con tu
descendencia, porque has escuchado mi voz».
Palabra de Dios
Salmo responsorial a la segunda lectura.
Sal 16(15), 5 y 8.9-10.11 (R. 1)
R. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
V. El Señor es el lote de mi heredad y mi copa,
mi suerte está en tu mano.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R.
V. Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa esperanzada.
Porque no me abandonarás en la región de los muertos
ni dejarás a tu fiel ver la corrupción. R.
V. Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R.
Tercera lectura
Éx 14,15 - 15,1 (nunca se puede omitir)
Los hijos de Israel entraron en medio del mar, en lo seco
Lectura del libro del Éxodo
EN aquellos días, el Señor dijo a Moisés
«¿Por
qué sigues clamando a mí? Di a los hijos de Israel que se pongan en
marcha. Y tú, alza tu cayado, extiende tu mano sobre el mar y divídelo,
para que los hijos de Israel pasen por medio del mar, por lo seco. Yo
haré que los egipcios se obstinen y entren detrás de ustedes, y me
cubriré de gloria a costa del faraón y de todo su ejército, de sus
carros y de sus jinetes. Así sabrán los egipcios que yo soy el Señor cuando me haya cubierto de gloria a costa del faraón, de sus carros y de sus jinetes».
Se
puso en marcha el ángel del Señor, que iba al frente del ejército de
Israel, y pasó a retaguardia. También la columna de nube, que iba
delante de ellos, se desplazó y se colocó detrás, poniéndose entre el
campamento de los egipcios y el campamento de Israel. La nube era
tenebrosa y transcurrió toda la noche sin que los ejércitos pudieran
aproximarse el uno al otro. Moisés extendió su mano sobre el mar y el
Señor hizo retirarse el mar con un fuerte viento del este que sopló toda
la noche; el mar se secó y se dividieron las aguas. Los hijos de Israel
entraron en medio del mar, en lo seco, y las aguas les hacían de
muralla a derecha e izquierda. Los egipcios los persiguieron
y entraron tras ellos, en medio del mar: todos los caballos del faraón, sus carros y sus jinetes.
Era
ya la vigilia matutina cuando el Señor miró desde la columna de fuego y
humo hacia el ejército de los egipcios y sembró el pánico en el
ejército egipcio. Trabó las ruedas de sus carros, haciéndolos avanzar
pesadamente.
Los egipcios dijeron:
«Huyamos ante Israel, porque el Señor lucha por él contra Egipto».
Luego dijo el Señor a Moisés:
«Extiende tu mano sobre el mar, y vuelvan las aguas sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes»
Moisés
extendió su mano sobre el mar, y al despuntar el día el mar recobró su
estado natural, de modo que los egipcios, en su huida, toparon con las
aguas. Así precipitó el Señor a los egipcios en medio del mar.
Las
aguas volvieron y cubrieron los carros, los jinetes y todo el ejército
del faraón, que había entrado en el mar Ni uno solo se salvó.
Mas los hijos de Israel pasaron en seco por medio del mar, mientras las aguas hacían de muralla a derecha e izquierda.
Aquel
día salvó el Señor a Israel del poder de Egipto, e Israel vio a los
egipcios muertos, en la orilla del mar. Vio, pues, Israel la mano
potente que el Señor había desplegado contra los egipcios, y temió el
pueblo al Señor, y creyó en el Señor y en Moisés, su siervo.
Entonces Moisés y los hijos de Israel entonaron este canto al Señor.
Salmo responsorial a la tercera lectura.
Sal Éx 15,1-2ab.2cd.3-4. 5-6.17-18 (R. 1a)
R. Cantaré al Señor, gloriosa es su victoria.
V. Cantaré al Señor, gloriosa es su victoria,
caballos y carros ha arrojado en el mar.
Mi fuerza y mi poder es el Señor,
Él fue mi salvación.
Él es mi Dios: yo lo alabaré;
el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré. R.
V. El Señor es un guerrero,
su nombre es "El Señor".
Los carros del faraón los lanzó al mar,
ahogó en el mar Rojo a sus mejores capitanes. R.
V. Las olas los cubrieron,
bajaron hasta el fondo como piedras.
Tu diestra, Señor, es magnífica en poder,
tu diestra, Señor, tritura al enemigo. R.
V. Lo introduces y lo plantas en el monte de tu heredad,
lugar del que hiciste tu trono, Señor;
santuario, Señor, que fundaron tus manos.
El Señor reina por siempre jamás. R.
Cuarta lectura
Is 54,5-14
Con amor eterno te quiere el Señor, tu libertador
Lectura del libro de Isaías.
QUIEN te desposa es tu Hacedor:
su nombre es Señor todopoderoso.
Tu libertador es el Santo de Israel:
se llama «Dios de toda la tierra».
Como a mujer abandonada y abatida
te llama el Señor;
como a esposa de juventud, repudiada
-dice tu Dios-
Por un instante te abandoné,
pero con gran cariño te reuniré.
En un arrebato de ira,
por un instante te escondí mi rostro,
pero con amor eterno te quiero
-dice el Señor, tu libertador-
Me sucede como en los días de Noé:
juré que las aguas de Noé
no volverían a cubrir la tierra;
así juro no irritarme contra ti
ni amenazarte.
Aunque los montes cambiasen
y vacilaran las colinas,
no cambiaría mi amor
ni vacilaría mi alianza de paz
- dice el Señor que te quiere-.
¡Ciudad afligida, azotada por el viento,
a quien nadie consuela!
Mira, yo mismo asiento tus piedras sobre azabaches,
tus cimientos sobre zafiros
haré tus almenas de rubí,
tus puertas de esmeralda,
y de piedras preciosas tus bastiones.
Tus hijos serán discípulos del Señor,
gozarán de gran prosperidad tus constructores.
Tendrás tu fundamento en la justicia:
lejos de la opresión, no tendrás que temer;
lejos del terror, que no se acercará.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial a la cuarta lectura.
Sal 30(29),3-4.5-6.12ac-13 (R. 2a)
R. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.
V. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.
Señor, sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa. R.
V. Tañan para el Señor, fieles suyos,
celebren el recuerdo de su nombre santo;
su cólera dura un instante;
su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto;
por la mañana, el júbilo. R.
V. Escucha, Señor, y ten piedad de mí;
Señor, socórreme.
Cambiaste mi luto en danzas.
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre. R.
Quinta lectura
Is 55,1-11
Vengan a mi y vivirán. Sellaré con ustedes una alianza perpetua
Lectura del libro de Isaías
ESTO dice el Señor:
«Sedientos todos, acudan por agua;
vengan, también los que no tienen dinero:
compren trigo y coman, vengan y compren,
sin dinero y de balde, vino y leche.
¿Por qué gastar dinero en lo que no alimenta
y el salario en lo que no da hartura?
Escúchenme atentos y comerán bien,
saborearán platos sustanciosos.
Inclinen su oído, vengan a mí:
escúchenme y vivirán.
Sellaré con ustedes una alianza perpetua,
las misericordias firmes hechas a David:
lo hice mi testigo para los pueblos,
guía y soberano de naciones.
Tú llamarás a un pueblo desconocido
un pueblo que no te conocía correrá hacia ti;
porque el Señor tu Dios,
el Santo de Israel te glorifica.
Busquen al Señor mientras se deja encontrar,
invóquenlo mientras está cerca.
Que el malvado abandone su camino,
y el malhechor sus planes;
que se convierta al Señor, y él tendrá piedad,
a nuestro Dios, que es rico en perdón.
Porque mis planes no son sus planes,
los caminos de ustedes no son mis caminos
-oráculo del Señor-.
Cuanto dista el cielo de la tierra,
así distan mis caminos de los de ustedes,
y mis planes de sus planes.
Como bajan la lluvia y la nieve desde el cielo,
y no vuelven allá sino después de empapar la tierra,
de fecundarla y hacerla germinar,
para que dé semilla al sembrador
y pan al que come,
así será mi palabra que sale de mi boca:
no volverá a mí vacía,
sino que cumplirá mi deseo
y llevará a cabo mi encargo».
Palabra de Dios
Salmo responsorial a la quinta lectura.
Sal Is 12,2-3.4bcd.5-6 (R. 3)
R. Sacarán aguas con gozo de las fuentes de la salvación.
V. «Él es mi Dios y Salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación»,
Y sacarán aguas con gozo
de las fuentes de la salvación. R.
V. «Den gracias al Señor,
invoquen su nombre,
cuenten a los pueblos sus hazañas,
proclamen que su nombre es excelso». R.
V. Tañan para el Señor, que hizo proezas
anúncienlas a toda la tierra;
griten jubilosos, habitantes de Sion
porque es grande en medio de ti el Santo de Israel. R.
Sexta lectura
Ba 3,9-15.32 - 4,4
Camina al resplandor de su luz
Lectura del libro de Baruc.
ESCUCHA, Israel, mandatos de vida;
presta oído y aprende prudencia
¿Cuál es la razón, Israel,
de que sigas en país enemigo
envejeciendo en tierra extranjera;
de que te crean un ser contaminado,
un muerto habitante del Abismo?
¡Abandonaste la fuente de la sabiduría!
Si hubieras seguido el camino de Dios,
habitarías en paz para siempre.
Aprende dónde está la prudencia,
dónde el valor y la inteligencia,
dónde una larga vida,
la luz de los ojos y la paz.
¿Quién encontró su lugar
o tuvo acceso a sus tesoros?
El que todo lo sabe la conoce
la ha examinado y la penetra;
el que creó la tierra para siempre
y la llenó de animales cuadrúpedos
el que envía la luz y le obedece,
la llama y acude temblorosa;
a los astros que velan gozosos
arriba en sus puestos de guardia,
los llama, y responden: «Presentes»
y brillan gozosos para su Creador.
Este es nuestro Dios
y no hay quien se le pueda comparar;
rastreó el camino de la inteligencia
y se lo enseñó a su hijo, Jacob,
se lo mostró a su amado, Israel.
Después apareció en el mundo
y vivió en medio de los hombres
Es el libro de los mandatos de Dios
la ley de validez eterna:
los que la guarden vivirán;
los que la abandonen morirán.
Vuélvete, Jacob, a recibirla,
camina al resplandor de su luz;
no entregues a otros tu gloria
ni tu dignidad a un pueblo extranjero.
¡Dichosos nosotros, Israel,
que conocemos lo que agrada al Señor!
Palabra de Dios.
Salmo responsorial a la sexta lectura.
Sal 19(18),8. 9.10.11 (R. Jn 6,68c)
R. Señor, ti tienes palabras de vida eterna.
V. La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye a los ignorantes. R.
V. Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R.
V. El temor del Señor es puro
y eternamente estable
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R.
V. Más preciosos que el oro,
más que el oro fino;
más dulces que la miel
de un panal que destila. R.
Séptima lectura
Ez 36,16-17a.18-28
Derramaré sobre ustedes un agua pura. y les daré un corazón nuevo
Lectura de la profecía de Ezequiel.
ME vino esta palabra del Señor
«Hijo de hombre, la casa de Israel profanó
con su conducta y sus acciones
la tierra en que habitaba.
Me enfurecí contra ellos,
por la sangre que habían derramado en el país,
y por haberlo profanado con sus ídolos.
Los dispersé por las naciones,
y anduvieron dispersos por diversos países.
Los he juzgado según su conducta y sus acciones
Al llegar a las diversas naciones,
profanaron mi santo nombre,
ya que de ellos se decía:
"Estos son el pueblo del Señor
y han debido abandonar su tierra".
Así que tuve que defender mi santo nombre,
profanado por la casa de Israel
entre las naciones adonde había ido.
Por eso, di a la casa de Israel:
"Esto dice el Señor Dios:
No hago esto por ustedes, casa de Israel,
sino por mi santo nombre, profanado por ustedes
en las naciones a las que fueron.
Manifestaré la santidad de mi gran nombre,
profanado entre los gentiles,
porque ustedes lo han profanado en medio de ellos.
Reconocerán las naciones que yo soy el Señor
-oráculo del Señor Dios-,
cuando por medio de ustedes les haga ver mi santidad.
Los recogeré de entre las naciones,
los reuniré de todos los países
y los llevaré a su tierra.
Derramaré sobre ustedes un agua pura
que los purificará:
de todas sus inmundicias e idolatrías
los he de purificar
y les daré un corazón nuevo,
y les infundiré un espíritu nuevo;
arrancaré de su carne el corazón de piedra,
y les daré un corazón de carne.
Les infundiré mi espíritu,
y haré que caminen según mis preceptos, y que guarden y cumplan mis mandatos.
Y habitarán en la tierra que di a sus padres. Ustedes serán mi pueblo, y yo seré su Dios"».
Palabra de Dios.
Salmo responsorial a la séptima lectura.
Sal 42(41),3. 5bcd; 43(42),3.4
R. Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío.
V. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? R.
V. Cómo entraba en el recinto santo,
cómo avanzaba hacia la casa de Dios
entre cantos de júbilo y alabanza,
en el bullicio de la fiesta. R.
V. Envía tu luz y tu verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada. R.
V. Me acercaré al altar de Dios,
al Dios de mi alegría,
y te daré gracias al son de la cítara,
Dios, Dios mío. R.
LECTURA NUEVO TESTAMENTO.
Epístola
Rm 6,3-11.
Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos.
HERMANOS:
Cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús fuimos bautizados en su muerte.
Por
el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que, lo mismo
que Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así
también nosotros andemos en una vida nueva.
Pues si hemos sido
incorporados a él en una muerte como la suya, lo seremos también en una
resurrección como la suya; sabiendo que nuestro hombre viejo fue
crucificado con Cristo, para que fuera destruido el cuerpo de pecado, y,
de este modo, nosotros dejáramos de servir al pecado porque quien muere ha quedado libre del pecado.
Si
hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él; pues
sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere
más; la muerte ya no tiene dominio sobre él. Porque quien ha muerto, ha
muerto al pecado de una vez para siempre; y quien vive, vive para Dios.
Lo mismo ustedes, considérense muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial a la epístola.
Sal 118 (117),1-2.15c y 16a y 17.22-23
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Den gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia. R.
V. «La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa»,
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor. R.
V. La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente. R.
Lc 24,1-12
¿Por qué buscan entre los muertos al que vive?
Lectura del santo Evangelio según san Lucas
EL
primer día de la semana, de madrugada, las mujeres fueron al sepulcro
llevando los aromas que habían preparado. Encontraron corrida la piedra
del
sepulcro. Y, entrando, no encontraron el cuerpo del Señor Jesús.
Mientras estaban desconcertadas por esto, se les presentaron dos hombres
con vestidos refulgentes. Ellas quedaron despavoridas y con las caras
mirando al suelo y ellos les dijeron:
«¿Por qué buscan entre los
muertos al que vive? No está aquí. Ha resucitado. Recuerden cómo les
habló estando todavía en Galilea, cuando dijo que el Hijo del hombre
tiene que ser entregado en manos de hombres pecadores ser crucificado y
al tercer día resucitar».
Y recordaron sus palabras. Habiendo vuelto
del sepulcro, anunciaron todo esto a los Once y a todos los demás. Eran
María la Magdalena, Juana y María, la de Santiago.
También las demás,
que estaban con ellas, contaban esto mismo a los apóstoles. Ellos lo
tomaron por un delirio y no las creyeron.
Pedro, sin embargo, se
levantó y fue corriendo al sepulcro. Asomándose, ve solo los lienzos. Y
se volvió a su casa, admirándose de lo sucedido.
Palabra del Señor